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domingo, 30 de agosto de 2020

Los caballeros de la mesa redonda

 


En la Leyenda del Rey Arturo, la Mesa Redonda o Tabla Redonda era una mesa mística de Camelot alrededor de la cual el rey y sus caballeros se sentaban para discutir asuntos cruciales para la seguridad del reino. En algunas versiones, el mago Merlín también tenía un asiento.

No hay ningún lugar privilegiado en una mesa redonda, por lo que ninguna persona sobresale del resto. Así, los caballeros que se reunían a su alrededor eran todos iguales y no había ningún “líder” como los de tantas otras mesas medievales. Hay indicios de otras disposiciones de asientos en círculo para evitar conflictos entre los antiguos grupos celtas. Sin embargo, podía inferirse la importancia de cada sitio en función del número de asientos que lo separaba del rey. Quizá en cada reunión el Rey Arturo dejaba que sus caballeros se sentaran aleatoriamente sin saber dónde se sentaría él cada vez. 

Los caballeros de la Mesa Redonda, también llamados de la Tabla Redonda, forman una orden de caballería mítica legendaria, que aparecen en las leyendas artúricas de la llamada materia de Bretaña. Según éstas, la orden fue fundada una vez que Arturo fue proclamado rey de Britania y fundó su corte en Camelot

El final definitivo de la orden, ocurrió cuando Arturo fue llevado por Morgana a la isla de Ávalon, donde sería enterrado.

lunes, 24 de agosto de 2020

Torneos medievales

 El torneo era un combate entre caballeros de la Edad Media. Su nombre proviene de la palabra “tornear”, porque los participantes de la competencia, en los torneos más antiguos, giraban alrededor de un circo simulando una batalla. Los caballeros consideraban que el torneo era una especie de práctica donde ejercitar sus habilidades como guerreros.

Los participantes se enfrentaban utilizando armas sin poder ofensivo —garrotes sin asperezas, espadas sin punta y lanzas recubiertas por cuero—. A pesar de que las armas que se empleaban estaban especialmente preparadas para no causar daños, era muy frecuente que algunos competidores resultasen heridos.

Los enfrentamientos con arcos y flechas eran menos peligrosos, ya que se trataba de competencias de tiro al blanco, donde resultaba premiado el participante que demostrara mejor puntería.

Los torneos se organizaban en las ferias o mercados. En esos días, los artesanos y mercaderes de lugares vecinos llevaban sus mercancías para venderlas. Además, actuaban músicos, juglares y cómicos, y se celebraban fiestas religiosas.


jueves, 13 de agosto de 2020

Arturo se convierte en rey

 

Arturo no pudo ver la leyenda de la piedra y sacó la espada sin esfuerzo y sin saber lo que hacía. La espada era brillante y la luna que se levantaba en el cielo la hacía aún más resplandeciente y mágica. Arturo decidió no despertar a Kay y llevarle la espada muy temprano a la mañana siguiente. El lugar estaba custodiado por diez caballeros virtuosos, pero el hechizo que había hecho Merlín para llevar a Arturo hasta la piedra también había funcionado con ellos.

Cuando se despertaron al día siguiente, descubrieron que la espada había desaparecido y llamaron a todos los reyes y las autoridades de la ciudad. Los torneos se suspendieron y en el patio de la iglesia se reunió mucha gente para ver qué había pasado con la espada. También fueron Antor, Kay y, por supuesto, Arturo.

Por los gritos y los discursos de los reyes, Arturo comprendió que buscaban la espada que él se había llevado y se dispuso a devolverla. Fue extraño ver acercarse al grupo de caballeros armados a un muchachito que llevaba la espada del rey Uther y decía que la había sacado la noche anterior por error. Le pidieron a Arturo que volviera a hacerlo. Ante la mirada incrédula de los reyes, el joven sacó la espada más de veinte veces. Esto enfureció a más de un caballero. Varios gritaban que, por nacimiento, ese joven campesino no podía ser rey de Inglaterra. A otros no les importaba el origen del niño, sino el hecho de que ellos no hubieran podido sacar la espada. La mayoría ya estaba a punto de hacer resonar sus armas. Pero de pronto apareció Merlín, como si fuera un pequeño tornado, levantando el polvo del patio, e intentó aplacar a los reyes con la verdadera historia de Arturo. Les contó quién era en realidad ese joven y por qué tenía derecho al trono de su padre Uther Pendragón.

En ese momento, muchos reyes le creyeron a Merlín y juraron fidelidad al nuevo rey Arturo, pero otros no aceptaron ser gobernados por un joven inexperto y desconocido. Se fueron de Londres jurando venganza.

Es cierto que el nuevo rey le debió gran parte de sus victorias a su espada, pero no a la que había sacado de muchacho de la piedra, porque esa era la de su padre y se usaba para las ceremonias. La famosa espada del rey Arturo se llamó EXCALIBUR, que significa “hecha de acero”. ¿Cómo consiguió Arturo su espada? Cuentan las crónicas que otra vez fue Merlín quien lo ayudó a encontrarla, justo cuando Arturo tenía que enfrentarse al más valiente caballero de la época. Recorrieron un frondoso bosque y en un claro encontraron un enorme lago. La espada había sido hecha en el castillo de la Dama del Lago, que vivía en las profundidades de la extensa laguna. La dama, posiblemente una ninfa o hada del agua, le dio a Arturo la espada y una vaina para guardarla, y le pidió que la devolviera cuando ya no la necesitara. También le contó que no solo la espada era invencible, sino que la vaina era mágica, y le explicó que quien la llevara consigo no sufriría ninguna herida en la batalla

Fragmento de El rey Arturo, historia y leyenda. Buenos Aires.

Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires. 2008.

jueves, 6 de agosto de 2020

Aventuras del Rey Arturo-

QUIEN EXTRAIGA LA ESPADA DE ESTA PIEDRA

ES EL REY DE INGLATERRA POR DERECHO

DE NACIMIENTO.

                                              

Los reyes de Inglaterra se peleaban por probar su suerte con la espada. Los más fuertes y valientes caballeros intentaron sacarla, pero no lo lograban. Merlín vio que algunos estaban furiosos y podían empezar a luchar entre ellos, así que decidió organizar un torneo entre los caballeros y posponer para el final de los juegos la ceremonia de la espada.
Ese torneo fue muy recordado en Londres, porque acudieron los mejores y más nobles caballeros, entusiasmados con la posibilidad de convertirse en reyes de Inglaterra si sacaban la espada. También acudió Antor para llevar a su hijo Kay; quería que él conociera a algún caballero que lo tomara como ayudante o escudero y con el tiempo lo iniciara en la caballería.
Junto con ellos, fue también Arturo, que nunca había ido a Londres y ansiaba ver los torneos. Cuando llegaron, Kay fue invitado a pelear junto a un caballero, pero había olvidado su espada. Entonces, le pidieron a Arturo que volviera a Cornwall a buscarla. El joven se entretuvo viendo los combates y paseando por la ciudad, hasta que se dio cuenta de que se hacía de noche y no iba a llegar de vuelta a tiempo con la espada de Kay. Entonces, un viejo mendigo se acercó y le preguntó qué le pasaba:
—Buen anciano —le respondió amablemente Arturo—, tendría que estar en este momento en casa buscando la espada para mi hermano, pero me distraje y se me hizo tarde.
—No te preocupes, joven, he visto una hermosa espada en una piedra en el patio de la iglesia, puedes tomar esa, si te gusta —le contestó el extraño anciano.
Mientras el viejo hablaba, una niebla incierta comenzó a flotar alrededor de Arturo, como un velo blanco y espeso. Cuando se disipó, Arturo se hallaba frente a la roca que tenía clavada la espada de los reyes. El muchacho se sorprendió muchísimo del extraño viaje, y Merlín (que no era otro que el anciano mendigo) sonrió, porque le complacía causar asombro a los mortales.
 
Fragmento de El rey Arturo, historia y leyenda. Buenos Aires.
Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires. 2008.

lunes, 6 de julio de 2020

Hacemos teatro


Sobre esta obra
Circe era una diosa y hechicera que vivía en la isla de Ea. Transformaba a sus enemigos o a los que la ofendían en animales. Era famosa por sus habilidades para realizar pociones mágicas. Cuando Odiseo llegó a la isla de Ea, Circe encantó a la mitad de los marineros que lo acompañaban. No pudo, sin embargo, encantar a Odiseo. Él contaba con la ayuda de los dioses.
                       

¡Que sea la Odisea!


Episodio de Circe

Presentadora: Ulises y los muchachos, con abatimiento y desilusión, prosiguen otra vez la navegación.

Presentador: Y al cabo de unos días de difícil travesía arriban a una isla desconocida y bajan a buscar algo de comida. (Ulises y los muchachos terminan de comer.)

Ulises: Creo que sería conveniente explorar un poco el lugar. Yo me quedo a cuidar la nave y, ustedes, vayan a ver qué sitio es este y qué sucede.

Presentadora: Después de una larga recorrida, los muchachos encontraron un bosque de vegetación tupida.

Presentador: Y en medio del bosque una mansión, rodeada de leones y lobos con cara de bobos.

Presentadora: Era una mansión inmensa, y allí vivía nada menos que Circe, la maga de las doradas trenzas. Y aunque el lugar parecía un paraíso, los hombres eran víctimas de terribles hechizos.

Presentador: Los muchachos se acercan a la mansión y se escucha la voz de Circe. Es dulce, encantadora y tan hermosa, que por ella harían cualquier cosa.

Circe: Adelante, adelante. Me encanta recibir nuevos visitantes.

Muchacho 1 (Al muchacho 2.): ¡Qué belleza! ¡Qué encanto! Nunca una mujer me atrajo tanto.

Muchacho 2 (Al muchacho 1.): ¡Qué mujer! ¡Qué hermosura! ¡Qué gracia y qué figura!

Circe: Pasen, pasen. Deben estar sedientos, cansados y, sobre todo, hambrientos.

Muchacho 2: La verdad es que estamos agotados y no nos vendría mal algún bocado.

Muchacho 1: Y también estamos muertos de sed, sería muy agradable algo para beber.

Circe (Los invita a sentarse en cómodos asientos y les ofrece exquisitas bebidas y alimentos.): Sírvanse, para mí es un honor tenerlos conmigo. Me gustaría que fuéramos amigos.

Muchacho 1 (Se sirve a manos llenas.): Um, ¡qué delicioso manjar! ¡Es un regalo para el paladar!

Muchacho 2 (Bebe de un trago varias copas.): ¡Esto es vida! ¡Una mujer hermosa y abundante bebida!

Presentador: Pero cuando estaban en lo mejor del banquete, prendidos a la bebida como un bebé al chupete, Circe se mostró como lo que realmente era: una terrible hechicera.

Presentadora: Tocó a los muchachos con su varita mágica y tuvo lugar una transformación trágica.

Presentador: No sólo les hizo perder la memoria y todos los recuerdos, sino que de pronto, ¡los convirtió en cerdos! (Los muchachos desaparecen y en su lugar hay dos cerdos.) (…)

Presentadora: Y mientras los muchachos permanecen prisioneros, Ulises empieza a preocuparse por sus compañeros.

Ulises: ¿Qué habrá sucedido con los muchachos? ¿Se habrán perdido o estarán borrachos? ¿Alguien los habrá atacado o estarán presos? ¿O se habrán vendido por unos pesos?

Presentadora: El ingenioso Ulises se acerca al palacio de Circe, la maga. Y ya está por entrar, amaga…

Presentador: Sí, ya está por entrar y amaga pero aparece una figura misteriosa y no deja que lo haga.
(Entra un hermoso joven con una varita dorada en la mano y se dirige a Ulises como si fuera su hermano.)

Hermes: Escúchame, Ulises, el de los muchos matices. Soy Hermes, el mensajero de los dioses, el que no se duerme.

Ulises: ¿Y venís a protegerme?

Hermes: Así es, Ulises, vengo a advertirte que tus compañeros están en poder de Circe. Los convirtió en chanchos, y como ya sabemos que chancho limpio nunca engorda, los encerró en una pocilga llena de roña.

Ulises: ¡Es una demonia! ¡Yo los voy a rescatar! ¡No voy a dejar que se pudran en ese inmundo lugar!

Hermes: Escuchá, Ulises, por más que tengas un buen cerebro, vos también podés terminar convertido en cerdo.

Ulises: Estoy de acuerdo.

Hermes: Pero yo estoy aquí para ayudarte. Tomá esta planta de raíces negras y flores blancas. Circe va a tratar de convertirte en animal pero con esta planta no podrá hacerte mal. Cuando te quiera tocar con su varita mágica, sacarás tu espada y ella retrocederá, totalmente aterrada.

Ulises: Creerá que le quiero dar muerte.

Hermes: Y te va a ofrecer lo que quieras para detenerte. Pero antes de aceptar lo que te ofrezca, debés exigirle que jure ante los dioses que no te hará daño. Si no, es capaz de darte con un caño.

Ulises: Gracias, Hermes, muchas gracias por protegerme.

Presentador: El valeroso Ulises llegó a la mansión de la hechicera y golpeó la puerta, que en un instante quedó abierta.

Circe: Adelante, adelante, pasá, ilustre visitante. Bebé de esta copa de oro, contiene una bebida deliciosa y singular.

Ulises (Para sí.): Que me puede convertir en animal.

Circe (Lo toca con su varita mágica.): Y ahora, andate al chiquero y reunite con tus compañeros.

Ulises: Cuidado, no soy un tonto ni un improvisado. (Desenvaina la espada y se lanza sobre ella como un bebedor que quiere descorchar una botella. Entonces Circe cede y de inmediato retrocede.)

Circe: ¿Quién sos, extranjero, que no puedo llevarte a mi chiquero? ¿De qué tierra venís? ¿Cuál es tu país? Sé que hay un solo hombre capaz de resistir a mis encantamientos: Ulises, el héroe de Troya, el de los muchos talentos.

Ulises: Sí, muchos talentos, pero lo que está lento es este viaje. Y hace rato que quisiera estar en mi tierra, y sin embargo todo el tiempo encuentro obstáculos.

Circe: Bueno, hombre, pero eso es parte del espectáculo. Decime de una vez si es a Ulises a quien tengo delante de las narices.

Ulises: Sí, soy Ulises, el de los muchos matices, el héroe de Troya, el navegante joya, y no voy a ir a parar a una pocilga sucia, porque soy un hombre de gran astucia.

                                                                                                                              Adela Basch

lunes, 29 de junio de 2020

Una historia de Natacha, muy bien leída

El autor del libro de Natacha, Luis Pescetti, invitó a una actriz a su programa y vean cómo leyeron esta aventura.



martes, 23 de junio de 2020

Leemos otra historia de NATACHA



Rafles

–¡Mamá!

–No grites, Natacha, ¿qué querés?

–Que vengas.

–Ya te oí, pero estoy trabajando, ¿qué querés?

–Venííí.

–¡¿No me podés decir qué querés a ver si desde acá te puedo decir?!

–No, quiero que veas.

–¿Qué vea qué?

–... que te quiero hacer una pregunta.

–Si es una pregunta no hace falta que la vea.

–¡Sí... vení te digo!

–La puedo oír, Natacha; decime y dejá de gritar que nos van a echar del edificio por tus gritos.

–¡¡¡VENÍÍÍÍ!!!

–... (no, del edificio no, de la ciudad nos van a echar).

–Dale, mami... por favor vení.

–Ya te dije que no.

–...(silencio)

–...(silencio que presta atención al otro silencio)

–...(silencio muy sospechoso).

–Natacha, ¿qué estás haciendo?

–...(ruidos, risas).

–¡Natacha! ¿Me querés decir qué estás haciendo? ¡Mirá que voy!

–¡No, no vengas!

–¿¡Cómo que no vaya!? ¡Claro que voy!

–¡No, mami! ¡En serio, por favor no vengas!

–Lo único que faltaba, ya mismo voy a ver qué estás haciendo (se levanta y va). Natacha, abrí la puerta.

–No puedo.

–¡¿Querés abrirla por favor?!

–No, mami, no hace falta.

–¡¿Qué no hace falta?!

–Ya está, mami.

–¡¿Qué cosa ya está?!

–Lo que te decía que vengas, ya no importa.

–¡¿Qué rompiste, Natacha?!

–Ufa, nada, mami.

–¿Y ese ruido? ¡¿No habrás roto la cajita de música?!

–¿Cuál?

–La que te regaló la abuela, no la habrás roto,¿no?

–Total no era linda.

–¿¡¡Cómo ERA!!? ¿La rompiste? Te mato, Natacha, abrí la puerta.

–No fui yo mami, fue Rafles.

–¡¿Quién es Rafles?!

–...(ay).

–¡Natacha! ¡¿Quién es Rafles?!

–...(ay, ay, ay).

–¿Qué son esos ruidos? ¡¡¡NO!!! ¡Natacha! ¡¡¡Vos ahí tenés un perro!!!

–... te dije mamá que ya no importaba (abre la puerta).

–¡¿De dónde sacaste ese perro?!

–No te preocupes, mamá, lo encontré en la calle.

–¡¿En la calle!? ¡Ya mismo lo sacás de la casa!

–¡No, si él se va yo también me voy!

–¡Perfecto!

–No mami, dejame, siempre quise tener un perro.

–Pero vivimos en un departamento, Nati... no se puede.

–Por favor, mamá.

–...es un lío...

–¿Viste qué lindo que es?

–... mirá cómo está tu cuarto, todo revuelto, Natacha.

–Es el Rafles, mami, que no se quiere quedar quieto, ya le dije que si no se porta bien se va de la casa.

–Ya no se portó bien, Natacha, ya se tiene que ir, destrozó tu cuarto.

–No, pero ahora recién empieza a aprender.

–Si así empieza, cómo será cuando termine.

–Vas a ver qué bien se va a portar. Yo le voy a pegar cartelitos para recordarle que se porte bien.

–El perro no lee.

–Yo le voy enseñar a leer y a escribir.

–Los perros no leen ni escriben, Nati.

–El Rafles sí, mamá.

–Mirá, Natacha, vamos a regresarlo a la calle.

–No mamá, te prometo que yo lo cuido.

–...(silencio que se imagina bañando y dando de comer al perro).

–Sí, mami, vas a ver.

–Mirá... vamos a probar una semana, si se porta mal se va. ¿De acuerdo?

–So.

–¿Sí o no?

–Ni.

–¡Natacha!

–Ufa, bueno sí.

–Vení, vamos a llevarlo al veterinario.

–¿Para qué, mami?

–Para que lo bañen y lo vacunen, Natacha, vamos.

–Vení, Rafles que en el camino te empiezo a enseñar... mirá, esta es la letra W
                                       

                                                                                                                     

Seguimos hablando de tildes y acentos